No es novedad que la mayoría de nosotros quiere obtener el máximo de ganancias al menor costo posible, en casi todo lo que hacemos. Consciente o inconscientemente, cuando compramos un producto, por ejemplo, elegimos el de mejor relación precio-calidad, o al menos lo intentamos.
Como sabemos también, el mundo tiene más variables a evaluar y cuando tenemos dos productos al mismo precio y misma calidad, elegimos el que mayor seguridad nos produce, el de marca reconocida o el de mejor garantía, incluso estamos dispuestos a pagar más por disminuir el riesgo y poder disfrutar sin contratiempos de nuestra elección.
Aunque parezca frío, el mismo enfoque para elegir entre productos, también lo aplican quienes necesitan contratar un ingeniero.

Partamos por el comienzo. Lo primero que hace alguien que necesita contratar un profesional es enfocarse en su red, algún conocido que se ajuste al perfil que requiere, quizás alguien con quien ya trabajó. Mientras le pide a RRHH de su empresa ayuda para llenar la vacante, también le comunica a su círculo cercano del ámbito profesional y privado, para que le refieran conocidos. Y por qué busca así? Porque lo que está haciendo en el fondo, es disminuir su riesgo de contratación. O acaso no es claro que cuando llega alguien recomendado por un cercano, se le valora de mejor forma, frente a cualquier otro postulante desconocido?
Si de lo anterior no obtuvo nada, es muy probable que vaya a la universidad donde estudió a buscar profesionales como él. Basta ver cómo hay áreas en las que trabajan puros ingenieros de la Católica o de la U. de Concepción… Y por qué lo hace? Porque alguien como uno, debiera rendir como uno. Nuevamente intenta disminuir el riesgo.
Si no encuentra de las formas anteriores, o si necesita más opciones, recién ahí busca afuera, a través de algún Head Hunter conocido o directamente publicando avisos en portales o diarios. Particularmente con la última opción no tiene el control del riesgo, porque llega de todo. Así que intenta minimizarlo con una entrevista acuciosa, consultando las referencias que entregue el postulante y por supuesto, con test psicológicos. Las referencias que entregue el postulante van a hablar maravillas de él, y las mejores respuestas para pruebas psicológicas están en internet, así que solo su entrevista personal es la que realmente tiene peso, aunque poco para disminuir riesgos.
La publicación de avisos en el diario o portales de trabajo son la última opción, justamente porque son más riesgosos. Llega gente desconocida, de distintas formaciones, experiencias y de la que no se sabe nada. Mientras que si alguien de la red cercana “recomienda” un ingeniero, o llega un amigo de un conocido pidiendo una reunión, todo es totalmente distinto, esa persona probablemente irá directo a la carpeta de finalistas del proceso.
Más vale diablo conocido que otro por conocer.

Siempre se critican los pitutos y como en Chile casi todo se mueve así. Así se obtienen puestos y ascensos. Se llega a decir que la meritocracia siempre pierde frente al amiguismo, pero pocas veces se habla de nuestra propia naturaleza y de la ventaja que de la seguridad en estos u otros casos. Dejo para otra discusión las implicancias sociales de no contar siempre con los mejores, y el perjuicio que ocasiona. Tampoco ha sido mi intención avalar estas prácticas, solo las pongo sobre la mesa, para plantear una pregunta:
¿Si la mayoría de los que contratan utilizan como último recurso la publicación en diarios o portales de trabajo, por qué los ingenieros lo primero que hacen es postular a través de diarios o portales?

Basado en What Color Is Your Parachute?, de Richard N. Bolles.
El autor además coloca una lista de las peores formas de buscar trabajo y su éxito esperado, en USA:
– Respondiendo avisos en internet: 4 – 10%.
– Mandar CVs a empleadores al azar: 7%.
– Respondiendo avisos en diarios: 5 – 24%.
– Hablando con Head Hunters: 5 – 28%.